Cuando una infraestructura ha llegado al final de su vida útil o cuando el coste de una reparación resulta prohibitivo, la sustitución de partes muy deterioradas, o incluso de toda la estructura, puede ser la mejor opción.
La decisión de reparar o sustituir (parte de) una estructura debe basarse en evaluaciones técnicas y financieras sólidas: el ciclo de vida de una estructura llega a su fin cuando los costes de reparación y mantenimiento previstos para el período de uso futuro superan los gastos de capital de una sustitución.
Los principales componentes estructurales que están muy expuestos y, por lo tanto, requieren sustituciones frecuentes son los siguientes:
- Tirantes
- Apoyos
- Juntas de dilatación
- Determinados tipos de tendones de postensado
Hoy en día muchos de ellos están diseñados para una vida útil de más de 50 años, pero se ha demostrado que los componentes históricos requieren una sustitución estructural tras una duración de servicio mucho más corta.
Otras razones para sustituir (partes de) las estructuras pueden ser la corrosión general del hormigón o del acero (por ejemplo, en los tableros de puentes) o la evolución de los requisitos funcionales, como la sustitución de elementos existentes por otros de mayor capacidad.